Pasar la frontera a Siria fue facil. Mi amigo Luis ya me explico por donde y a
pesar de estar todo el dia en la carretera me lo pase bien. Camino de
Kilis, ya cerca de Siria, se sento a mi lado Sum, un chico turco profesor de
musica en Estambul al que le gustaba el heavy mas que a mi, y lo pasamos bien
charlando de Megadeth, Iron Maiden... El me ayudo al llegar al pueblito y pacto
por mi el precio con el taxista y esas cosas. En el puesto fronterizo el caos ya
estaba presente. Me dieron una mini-reprimenda por no haberme sacado el visado
en Madrid, pero al final me dieron una visa por quince dias. 28USD.
Nada mas cruzar en el taxi que me llevaba a Alepo los cambios
culturales aparecieron de inmediato. Se habla del mundo islamico asi a voz de
pronto como si fuese una cosa compacta. Y el echo de que sean musulmanes no los
hace iguales ni mucho menos. Y los hay asiaticos, turcos,caucasicos, arabes... O
son iguales Brasil y Rusia por ser cristianos?... En este caso he reconocido
inmediatamente ese aire caotico, de mundo a medio hacer, del territorio arabe:
las carreteras y sus socavones; las bolsas desperdigadas por el mundo entero;
las casas de una planta con los hierros forjados, apuntando hacia arriba,
esperando al hijo-hermano-padre que venga de Arabia Saudi o Qatar con los
bolsillos llenos para construir la segunda planta; los conductores suicidas y la
basura acumulada pacientemente en esquinas sombreadas, a menudo frecuentadas por
ratas, gatos o alguno que se mea ... Sin duda Turquia es otra cosa. De ese dia
recuerdo y recordare una puesta de sol increible camino de Alepo. Un sol calido
y suave, grande, muy grande, que se escondia sobre una llanura ocre, y mi
taxista escuchando musica arabe... A los cinco minutos llegabamos a Alepo y
desde ese momento hasta ahora, dos dias despues, no he hecho mas que patear
y patear y patear... Y estoy cansado y contento.
A mi una de las cosas que mas me gustan en este mundo es pasear en soledad,
con tiempo y sin tener que llegar a ningun sitio. Y caminar por aqui es una
gozada, y aunque la ciudad blanca de Alepo es mas bien amarillenta, la vida
bulle en cada rincon. Alla donde uno pose la vista hay una transaccion
economica, un pequenyo negocio abarrotado de mercancia, una mezquita, una
charla, una discusion, un puesto de zumos de fruta, unas risas, un taxi al que
esquivar y gente por todas partes. Y ninyos, muchos ninyos.
La mente, que a veces me juega malas pasadas, tambien me las juega mientras
paseo. Es normal para mi andar durante un par de horas por cualquier sitio y en
ese espacio de tiempo haber pasado de la depresion a la euforia, de la seguridad
en mi mismo a un terror infantil, del miedo a la locura a que me de todo igual,
del impulso irracional a la reflexion meditada, de pensar en el pasado y en el
futuro y experimentar sensaciones contradictorias ante los mismos echos
objetivos... Todos esos yoes estan dentro de mi en una batalla incesante que
dura ya 34 anyos. A veces ganan los buenos, como en las pelis, pero otras no,
como en la vida.
Y ahi hacen su aparicion Viajar y los Libros que en verdad son lo mismo para
mi: la posibilidad de un instante de felicidad, de descanso, de centrar
todos esos pensamientos perifericos que me zarandean en esta montanya rusa del
animo en la que he vivido toda mi vida y desaparecer, y poder ser un mero
observador, y poder estar tranquilo en mi cuerpo y en mi vida de una puta vez.
De darme cuenta de que casi nada importa y que lo que importa no es para
tanto. Y eso lo he conseguido aqui, en Alepo.
Hay que ser muy tonto para que un lugar como este no interese y no le haga a
uno olvidarse de si mismo, y no le de a uno por preguntarse como sera la vida de
aquellos que entreve entre puertas semiescondidas en callejones humedos aqui y
alla. Y sobretodo es muy dificil abstraerse en metafisicas de tres al cuarto en
las callejuelas del "Souq" de Alepo, el bazar que por siglos ha sido el
centro de comercio de la ciudad. El "Souq" son doce quilometros de calles y
callejuelas llenas de tiendas y de gente; de camionetillas que pitan sin cesar;
de algun tio en burro; de velos; de beduinas con la cara tatuada; de chicas mas
modernitas con panyuelos coquetos a la cabeza y maquilladas y de otras de
negro, completamente tapadas, que ni los ojos se les ven; de grupos de turistas
occidentales y arabes, y de olores difusos provenientes de las tiendas de
especias, de jabones, de perfumes, de arenques o de kebabs...Dentro del "Souq"
tambien hay lugares para la oracion. Es muy curioso ver como en pasadizos que se
escurren entre las calles principales del bazar se abren diminutas puertas, que
iluminan fugazmente la presencia de un patio, que conduce a su vez a
una mezquita. El comercio y la religion una vez mas comparten espacio, como en
La India, como en Tailandia, como en el Oriente en general.
Aunque si de algo me he sorprendido es de lo simpatica y agradable que es la
gente. Cierto que en el bazar hay algun vivo que te quiere vender algo y te da
conversacion interesada pero son minoria. Tengo la sensacion de sentirme
bienvenido. Yo como tengo tiempo, soy extrovertido y me encanta charlar estoy de
puta madre. Mohammed era el encargado de la gran mezquita y me la ensenyo con
gusto, y luego nos sentamos y me invito a cafe, un cafe intensisimo con
cardamomo. Y como yo me quedaba todo flamenco saludando a los que entraban: Al
salaal maleikun! me tuvo que decir con gesto contrito que la oracion iba a
empezar y deberia abandonar el recinto, que podia volver luego si queria..., Y
luego en la medersa el hijo del imman, Oman, me dio conversacion, una
conversacion timida, topica, de adolescente que esta estudiando ingles y quiere
practicar. Y el senyor Aruk, un armenio al que le compre tabaco ayer y con el
que estuve casi dos horas charlando, un hombre curioso y sencillo, culto y muy
agradable que queria ir a Linares porque alla se celebran unos campeonatos de
ajedrez muy importantes?... Era un gran fan de Karpov.
En resumidas cuentas cosas sencillas que me estan pasando y que me hacen
sentir muy bien. Espero que me dure esta sensacion... Y no hablo de la comida
porque sino no acabaria nunca.
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